ÐÓÁÐÈÊÈ

Ìîâíà ñïåöèô³êà ë³òåðàòóðíèõ òâîð³â äîáè Çîëîòîãî ³êó

   ÐÅÊËÀÌÀ

Ãëàâíàÿ

Áóõãàëòåðñêèé ó÷åò è àóäèò

Âîåííîå äåëî

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Ãåîëîãèÿ ãèäðîëîãèÿ è ãåîäåçèÿ

Ãîñóäàðñòâî è ïðàâî

Áîòàíèêà è ñåëüñêîå õîç-âî

Áèðæåâîå äåëî

Áèîëîãèÿ

Áåçîïàñíîñòü æèçíåäåÿòåëüíîñòè

Áàíêîâñêîå äåëî

Æóðíàëèñòèêà èçäàòåëüñêîå äåëî

Èíîñòðàííûå ÿçûêè è ÿçûêîçíàíèå

Èñòîðèÿ è èñòîðè÷åñêèå ëè÷íîñòè

Ñâÿçü, ïðèáîðû, ðàäèîýëåêòðîíèêà

Êðàåâåäåíèå è ýòíîãðàôèÿ

Êóëèíàðèÿ è ïðîäóêòû ïèòàíèÿ

Êóëüòóðà è èñêóññòâî

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ÏÎÈÑÊ

Ìîâíà ñïåöèô³êà ë³òåðàòóðíèõ òâîð³â äîáè Çîëîòîãî ³êó

p align="left">Las relaciones entre el sentido descriptivo y evaluativo (emotivo) se manifiestan evidentemente en sistema de los adjetivos para los cuales es esencial la semántica de signo. Entre los adjetivos se puede diferenciar las palabras descriptivas que no contienen ninguna evaluación (por ejemplo, portugués, cúprico, matinal, bípedo etc), a este tipo pertenece la mayoría de adjetivos relativos y los evaluativos propiamente dichos (bueno, excelente, magnífico, estupendo, malo, feo, terrible) que designan sólo la evaluación con signo "+" ("bueno") o "-" ("malo") con diferente grado de intencificación y afectividad. Así, perfecto es "bueno + intencificación", estupendo significa bueno+intencificación+afectividad" etc. Pero no todos los adjetivos tienen sentido puramente evaluativo o puramente descriptivo. La mayoría de los adjetivos y de las palabras evaluativas en general combinan los dos sentidos. Por ejemplo, fascinante, talentoso y mediocre, aburrido. Estas parejas de palabras se parecen por el signo evaluativo "+" para las dos primeras y el signo "-" para las últimas, pero se distinguen por el significado que se refiere a los rasgos de objeto de evaluación.

Los adjetivos que de algún modo combinan el sentido evaluativo con el descriptivo componen una serie donde estos dos sentidos se combinan en diferentes proporciones. El proceso característico para los adjetivos es adquisición de rasgos calificativos. Los sentidos evaluativos frecuentamente aparecen cuando el objeto de evaluación de algún modo estáligado con la esfera de una persona, puesto que casí cualquier rasgo de una persona puede presuponer evaluación: casa de piedra, corazón de piedra; lápiz rojo, nariz roja. Significado calificativo de tales adjetivos habitualmente sobreentiende metáfora. En las lenguas romanas según rasgos evaluativos y no evaluativos se diferencian los adjetivos relativos y constucciones con preposición de.

Los rasgos descriptivos se apagan completamente cuando en primer plano aparece el aspecto subjetivo de evaluación. Eso pasa cuando, por ejemplo, una palabra se usa como ofensiva: ¡Burro!, ¡Bandido!. Los adjetivos que contienen en su significado un grado alto de intencidad fácilmente se hacen puramente evaluativos.

En mayoría de los casos el significado evaluativo se vincula implicativamente con el descriptivo correspondiente. En la lengua natural los dos aspectos se combinan. La combinación se realiza así en la semántica de las palabras evaluativas como en declaraciones que contienen una evaluación, y precisamente en las declaraciones se descubre una serie de rasgos de semántica evaluativa.

Los dos componentes de significado (descriptivo y evaluativo) se puede distinguirlos describiendo la semántica de declaraciones y palabras concretas. Por ejemplo, atento en la declaración Él es lector atento signifíca "êîíåöôîðìûíà÷àëîôîðìûcuidadoso, escrupuloso", es componente descriptivo. Estas cualidades en "el cuadro del mundo" se evaluan como "buenos" y, entonces la declaración contiene también el componente evaluativo "es bueno".

La correlación de la evaluación y descripción se cambia según la posición sintáctica. La posición típica donde se diferencian los sentidos descriptivo y evaluativo es la predicativa. Para las palabras descriptivas que carecen de sentido calificativo no es característica la posición predicativa: la ética médica, pero esta ética es médica; el alumno ausente pero este alumno está ausente. Al mismo tiempo en la posición predicativa los sentidos evaluativos se inducen con ayuda de diferentes medios (intensificadores, artículos, entonación exclamativa): Es un hombre pero no Un hombre entró en la habitación. La posición predicativa donde se actualiza la evaluación se opone a las posiciones de identificación y clasificación. Compárense: Es burro (no es cabra) - es identificación y Eres burro es evaluación.

La diferencia entre los sentidos evalutivos y descriptivos se manifiesta evidentemente en las estructuras que reflejan el movimiento por la escala evaluativa. En primer lugar son construcciones con intensificadores: Esta casa es enteramente de piedra o llegó con la nariz muy roja. La posibilidad de combinarse con intensificadores señala del desplazamiento hacia el sentido evaluativo.

Otro contexto típico para los sentidos evaluativos son combinaciones con intencificación de veracidad del rasgo con adjetivos "verdadero", "auténtico", "genuino": "Es pintor" (clasificación), "Es pintor verdadero" (evaluación con intencificación); "Es bandido" (clasificación), "Es verdadero bandido"(evaluación con intencificación). El sentido evaluativo se actualiza en declaraciones expresivas con "qué": ¡Qué artista!, ¡qué inteligente!, ¡qué película magnífica!.

Wolf subraya que se puede hablar sobre las declaraciones evaluativas propiamente dichas sólo cuando la evaluación es el fin de la comunicación. No obstante cualquier texto puede incluir evaluaciones que forman partes de las estructuras descriptivas: Escuchaba con interés; Recibimos un mensaje importante.

Frecuentemente la evaluación se situa en rema. El sentido evaluativo lo pueden tener declaraciones puramente descriptivas si lo descrito se puede evaluarlo como bueno o malo: El camino era pedregoso, avanzabamos a duras penas.

El problema de correlación de lo descriptivo y lo evaluativo tiene un aspecto más, es el de primacía de rasgos evaluativos y descriptivos que en las teorías lógicas es disputible. Los rasgos descriptivos aparecen primarios si se trata de conclusiones evaluativas. Compárense la evaluación y su motivación: A mí me gusta este libro porque es interesante y divertido pero no Este libro es interesante y divertido porque me gusta.

4. La evaluación comparativa de situaciones

La evaluación es inseparable de la comparación. Nosotros dividimos lo bueno de lo malo, lo delicioso lo contraponemos a lo desabrido, lo inagradable a lo agradable.Cualquier tipo de comparación se basa en disjunción que presupone incompatibilidad de unas situaciones, acciones, modos de actuar, acontecimientos. La relación disjuntiva, es decir, presencia de una opción dentro de una serie de alternativas, incita a uno a hacer una comparación evaluativa. La evaluación comparativa tiene forma de un razonamiento práctico (que no lleva a la constatación de la verdad sino a la toma de decisión). Cada uno lo usa en su vida. El razonamiento lógico es universal para toda la gente y se basa en distracción del sujeto pensador. El razonamiento práctico al revés no puede ser aislado de la estructura de la personalidad, las finalidades que se propone, de la real situación de la vida.

Las alternativas se comparan desde el punto de vista de que es mejor y que es peor. En realidad pocos tipos de acontecimientos de la esfera personal están marcados con un signo axiológico resistente: "+" es lo con que gente se felicita, "-" es lo que sirve motivo de compasión. Sólo la necesidad de optar arrastra al campo axiológico los acontecimientos neutros.

La opción de una serie de caminos que se abren ante una persona está modulada en juegos. Las reglas de juego presuponen multiplicidad de posibilidades pero, como en la vida, juego permite la realización sólo de una de ellas. Una jugada acertada o fallada presupone el resultado del juego o su objetivo final que es ganancia o pérdida. Mientras cada jugada de paso se elige de una serie de posibilidades la alternativa final de juego o su resultado está formada por dos situaciones opuestas. La opción de la jugada se basa en previsión o cálculo; haciéndola la persona programa el futuro aunque el futuro se forma no sólo por los factores conocidos para el jugador sino también por acciones de las fuerzas desconocidas. Cada jugada significa riesgo. Tomando una decisión el jugador siempre sopesa todos los pros y los contras, considera todos los chances. A veces la vida la comparan con juego aunque en realidad juego fue creado "a imagen y semejanza" de una parte determinada de la vida.

La comparación en axiologia está vinculada con tales nociones como 1) alternativa, es decir presencia de una serie de incompatibles acciones permitidas; el mínimum de alternativa es oposición de acción e inactividad; 2) comparación valorativa que toma en considerasión la modalidad subjetiva del deseo y modalidades objetivas de probabilidad y necesidad; 3) preferencia que se considera un tipo de estado síquico (opción potencial), son, por ejemplo, preguntas de tipo: "¿Qué prefieres, plátanos o naranjas?"; 4) opción consciente es decisión que se considera como acto de realización de preferencia.

La confrontación evaluativa no es lo mismo que comparación. La confrontación no constata la semejanza sino pesa y hace el resumen. Los objetos de la comparación evaluativa pueden ser tanto cosas como sus cualidades, situaciones, acontecimientos y estados. Pero cuando hablan de las preferencias, no tienen en cuenta los objetos propiamente dichos sino sus propiedades y las acciones que los incorporan. La afirmación "La frambuesa es más sabrosa que la fresa" se refiere al sabor de la frambuesa, es decir una cierta propiedad del objeto. Para conocer el sabor de las bayas hace falta probarlas. Preferir frambuesa a fresa significa comerla más gustosamente que la fresa y considerar la situación cuando hay sólo frambuesa mejor que la situación cuando hay sólo fresa.

Vamos a analizar el refrán español "Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer". Se puede parafrasearlo de tal modo: "lo malo conocido es mejor que lo bueno desconocido". Este paráfrasis descubre una estructura característica para la comparación evaluativa: cada combinación de palabras representa una coyunción de signos.

El complejo semántico “bueno - malo” pertenece a las concepciones de graduación, en la cual cada antónimo muestra la dirección de la escala que se extiende a dos infinidades opuestas divididas por el eje de simetría:

lo malo | lo bueno

Los rasgos marcados por los antónimos representan dos lados de una medalle. La aumentación de un rasgo en la escala de lo bueno y lo malo se vuelve la disminución del otro. Es decir las concepciones mejor y peor están vinculadas por las relaciones de conversión. De este modo el movimiento de cualquier punto por la escala puede ser denominado por dos procedimientos: por la aumentación o por la disminución de un rasgo. Tal estructura semántica es característica para los adjetivos paramétricos grande - pequeño, alto - bajo.

Haciendo la comparación evaluativa de diferentes situaciones su relación al eje de simetría no se toma en consideración, tienen en cuenta sólo su posición en la escala: el acontecimiento se considera mejor si se encuentra más a la derecha de la escala. La graduación de un complejo semántico se neutraliza por la disjunción de la comparación. De este modo los comparativos mejor y peor muestran la correlación de acontecimientos en la escala de lo bueno y lo malo pero no implicican su posición por una u otra parte del eje: mejor no quiere decir el grado comparativo del adjetivo bueno. Si uno, por ejemplo, dice: “Es mejor quemar la mano que firmar este documento” eso no sinifica que es aficionado a quemaduras. De misma manera el comparativo peor no implicica que se trata de una situación negativa. Se puede decir: “Está bien ser chófer, pero es peor que ser doctor” o “Está mal ser doctor, pero es mejor que ser chófer”. La preferencia determina la opción pero no tiene enlaces necesarios con las nociones de lo bueno y lo malo.

Entonces, “ser mejor” es un concepto compatible con “ser mal”. Se puede ser peor sin cesar de ser bueno. Y aun más se puede ser el mejor sin ser bueno. Cuando en una tienda el dependiente le dice que se han quedado sólo las mercancías defectuosas, Usted elige el ejemplar mejor del número de los peores. La noción “bueno” se determina por la relación a la norma, las nociones “mejor” y “el mejor” por la presencia, por el surtido real. El positivo establece una relación del objeto al contraste, miéntras el comparativo establece la relación entre los objetos reales en la cual la noción del estándard puede ser eliminada. Un razonamiento práctico que está orientado a aclarar lo que está mejor tienw lugar en una situación real (no en la situación normativa). Bueno siempre es bueno, pero lo mejor puede ser mal. Se hace bueno en proceso de perfección (no degradación). En los “Diálogos” de Platón Kebet pregunta a Sokrat: “¿Si algo se hace peor no es de lo mejor?”. Y Sokrat contesta: “Claro que sí”. Las dos palabras evaluativas tienen forma del grado comparativo. Efectivamente “peor” deriva de algo mejor, pero no obligatoriamente de “bueno”.

Las parejas de antónimos que se refieren a las características síquicas de una persona (tonto - inteligente, cobarde - valiente, avaro - generoso) son asimétricas ya que el comparativo del segundo miembro tiene el significado relativo es decir da un parámetro correspondiente, y el comparativo del primer miembro tiene significado absoluto. Se puede decir “ Pedro es tonto (cobarde, avaro), pero es más inteligente (más valiente, más generoso) que Juan”. Pero no se dice “Pedro es inteligente pero más tonto que Juan”. Las formas “más inteligente”, “más generoso”, “más valiente” determinan relación en cualquier parte de la escala, miéntras las formas “más tonto”, “más cobarde”, “más avaro” determinan ralación sólo en límites de la tontería, cobardía y avaricia conformemente.

Paralelo al significado relativo propiamente dicho, las palabras mejor y peor pueden señalar la relación entre los acontecimientos en límites de lo bueno y lo malo, es decir, pueden guardar enlace con predicados iniciales. Cuando las condiciones contextuales dejan de mostrar la relación del comparativo con el eje de simetría la característica axiológica de las situaciones comparadas se hace impoisible. Compárense: Se hizo peor que antes y Se hizo mejor que antes. De estas declaraciones no se puede hacer conclusiones sobre la evaluación general de los estados comparados. Así pues el significado de los comparativos de la evaluación general tiene el fundamento relativo.

Ninguno de los sinónimos de las palabras de evaluación general bueno y malo forma el complejo íntegro de graduación. Son así llamados “señeros escalares” dentro de los cuales no existe la relación de conversión. Por eso el grado comparativo de las palabras maravilloso, excelente, magnífico no pueden tener matiz negativo. No se puede decir menos maravilloso, menos excelente o menos magnífico, aunque la variante más maravilloso, más excelente, más magnífico puede ser usada.

La pareja fija de antónimos bonito - feo que expresa la evaluación parcial (estética) tampoco forma un complejo de escala ya que ser menos bonito no significa ser más feo como más feo no sinifica ser menos bonito. La conversión de más bonito es menos bonito y la de más feo es menos feo.

Los datos expuestos más arriba evidencian que entre las palabras de evaluación general la pareja “bueno - malo” tiene el lugar especial. Estas palabras denotan el parametro axiológico del objeto, miéntras sus sinónimos no pertenecen al grupo de palabras paramétricas; estas palabras no se agrupan en parejas que pueden ser consideradas microsistemas. Los grados expresadas por ellas se refiéren más a las emociones humanas que a los rasgos de un objeto.

Haciendo confrontación de los acontecimientos en primer lugar se presta atención a las oraciones en las cuales los comparativos (de modo mejor o peor) juntan las preposiciones o sus equivalentes. De este modo los comparativos desempeñan el papel de la cópula preposicional que se junta a la palara evaluativa en función de operador modal o sea el predicado. La transformación del predicado en la cópula preposicional es la consecuencia de la transaformación en el grado comparativo que descubre la segunda valencia sintáctica del predicado: Está bien ser feliz (Ser feliz está bien) Es mejor ser feliz que rico (Ser feliz es mejor que ser rico).

La autonomía relativa semántica de preposiciones es el rasgo de la cópula axiológica preposicional: Es mejor estudiar que ir al concierto. Este rasgo aclara que no cada combinación de la evaluavión general con significado preposicional corresponde a la función del operador modal. En las oraciones de tipo Está bien bañarse en el mar, Está bien trabajar en el campo no está expresada la evaluación general sino la parcial (de sensor). La palabra “bien” aquí corresponde a tales nociones como “alegre”, “agradable”; “mal” tiene significado de “triste”, “inagradable” etc. Estas voces denotan estado físico o síquico de una persona como rewsultado de alguna acción o proceso. La palabra evaluativa “bien” puede usarse también en el grado comparativo pero no en función de cópula preposicional propiamente dicha. Se puede decir Está bien bañarse en el río pero está mejor bañarse en el mar; Es mejor (más agradable) bañarse en el mar que en el río. Pero si las valencias del comparativo se sustituyen por preposiciones heterogéneas su sinificado se cambia. En las oraciones Es mejor bañarse en el mar que jugar al fútbol; Es mejor bañarse que no bañarse el comparativo no expresa la evaluación de sensor sino muestra la preferencia de pasatiempo. El significado sensor que tiene la palabra “bien” en general rara vez pasa al comparativo.

Para ver más claramente la diferencia entre operador modal y categoría de estado será barstante comparar las oraciones: 1) Está bien ir a bosque para recoger setas y 2) Será bien ir al bosque para recoger setas ahora. La primera oración puede estimular la réplica: “Y aún mejor está recoger flores”, miéntras la segunda puede provocar la contrapropuesta: “Pero será mejor ir a la playa”. Aunque en ambas oraciones bien forma el fundamento predicativo de la oración, la diferencia funcional entre las palabras evaluativas se manifiesta en lo que en el primer caso bien lleva el acento lógico y en el segundo se distingue la preposición (la construcción con infinitivo) o uno de sus miembros. La palabra evaluativa no se acentúa y hasta puede ser omitida: Sería bien ir al bosque Iría al bosque. Como consecuencia de eso el infinitivo que adquiere significado de deseablidad se hace base gramática de la oración. La diferencia entre el significado sensor y el de evaluación general de la palabra “bien” se revela en elección del infinitivo. El “bien” sensor se combina con infinitivo imperfecto de acción o estado procesual, mientras el operador axiológico de la oración 2 se combina con el verbo perfecto de la acción futura. El infinitivo en 1 puede ser sustituído por la oración subordinada de tiempo (Está bien cuando vas a bosque para recoger setas) y el en 2 puede ser sustituído por la oración subordinada de condición (Sería bien si fueramos al bosque). La cópula preposicional pasa a “bien” en 2: Es mejor ir a bañarse en el río que ir al bosque. La transformación del operador modal en cópula preposaicional lleva consaigo los cambios de significado esenciales que se expresan en la relativización de su significado. La indicación a la relación de cada uno de los acontecimientos evaluados al eje que divide loi bueno de lo malo se sustituye por la indicación a su localización en la escala axiológica.

La palabra de la evaluación general “bien” tiene una serie de sinónimos (excelente, maravilloso, magnífico). Pero no siempre estas palabras pueden sustituir la palabra “bien” en función de operador axiológico. Así, por ejemplo, se puede decir Sería bien (excelente, magnífico, maravilloso) ir al bosque. Pero el comparativo de la palabra “bien” - “mejor” no puede ser sustituída por ninguno de los sinónimos.

Entonces el comparativo evaluativo expresa la función de cópula preposicional. La relación de preferencia no es reflexiva (no se puede preferir una situación a ella misma), es asimétrica y la preferencia se realiza consecutiva y transitivamente (si A es mejor que B, B es mejor que C, entonces A es mejor que C). Pero esta relación tiene posibilidades de conversión limitadas. Los comparativos “mejor” y “peor” pueden ser considerados conversivos sólo en límites del sistema léxico del idioma pero en el habla. De primera vista se puede descubrir diferencias en sudistribución. Se puede decir Es mejor ser feliz que rico pero no se dice Es peor ser rico que feliz. Se puede decir Mejor que lo hagas tú que yo, pero no Peor que lo haga yo que tú.

La conversión presupuesta de relacines no se realiza cuando se trata de comparativos de evaluación general dándose la circunstancia de que el número de las palabras con las cuales se combina la voz “mejor” supera mucho el número de vocablos que pueden ser combinados con la palabra “peor”. La asimetría del uso de “mejor” y “peor” es la consecuencia de adentrar la comparación axiológica en el mencionado más arriba contexto pragmático, en particular de nexos con alternativa y opción que puede ser marcado por el comparativo “mejor”, pero no “peor”. El “mejor” tiene matiz didáctico positivo. El pone en foco lo que hace falta preferir pero no lo que sea mejor evitar. Las prescripciones son opuestas a las prohibiciones. Prohibición no presupone alternativa. Aquí lo malo se opone a ausencia de lo malo. Recomendación por lo contrario da una instucción positiva. La confrontación evaluativa es prescripción en condicines de alternativa. Se refiera a las situaciones en las cuales prescripción no es obligatoria y da a uno libertad de optar.

La parte positiva de la confrontación evaluativa forma rema de la oración y al mismo tiempo ocupa la posicón inicial. Eso puedse ser explicado por imaginar la recomendación como respuesta a la petición de consejo. La respuesta se puede iniciarla con lo que es mejor. En general se puede limitarla sólo con la parte positiva, pero la circunstancia que en el texto de juicios generales no figura la pregunta nos hace expliciar ambos términos de comparación , ambas alternativas. Ahora se hace más claro porque la parte negativa de una recomendación no puede ser rewma de la oración ya que la presupuesta pregunta se basa en lo que es mejor no peor. No está en nuestras intenciones obrar como es peor.

Entonces el comparativo “mejor” tiende a la posición inicial. En serie de casos esta posición es optimal o fija en otros casos es arbitraria. En la posición inicial “mejor” es el signo de preferencia, opción o causación de una opción (acción, consejo). Para el “mejor” inicial (que en español va acompañado por el verbo copulativo ser) son característicos los siguientes contextos. 1. Combinación con ininitivo: Es mejor pensar antes que obrar. El comparativo guarda la función de la base predicativa de la oración y puede tener forma de potencial simple o futuro de indicativo: Sería mejor no enterarse en la cosa. Será mejor estudiar más. El infinitivo puede ser sustituído por la oración subordinada de condición: Sería mejor si lo hagas tú. Cuando se trata de acciones pasadas la oración pierde su simería geométrica puesto que lo real se compara con lo irreal a que se da preferencia. La declaración expresa desaprobación o lástima causado por la opción incorrecta. 2. Combinación con la forma personal del verbo en futuro: Mejor iré yo que tú. 3. Combinación con imperativo: Mejor vete a casa que estar aquí. En uso del segundo y tercer tipos “mejor” se disminuye su papel de de base predicativa de la oración y función de cópula predicativa. La palabra “mejor” puede intoducirse en medio de la oración pero no puede encontrarse entre dos preposiciones: Mejor iré solo que con ella. Iré mejor solo que con ella. Pero no Iré solo mejor que con ella. El comparativo “mejor” adquiere la autonomía restringuida por límites de la primera parte de la oración. Dicconarios cualifican el “mejor” autónomo como adverbio que sirve para intensificar la exhortación, petición o impulso.

Designando la idea de opción claro que el comparativo “mejor” se combina con el futuro e imperativo. Pero también puede combinarse con el pasado irreal dándose la circunstancia de que no se une con el tiempo pasado del indicativo. Es imposible decir Mejor lo hice yo que (lo hicieras) tú. Pero es admisible la variante Mejor lo hiciera yo que tú.

De esta manera el “mejor” inicial se usa en unas situaciones determinadas. Puede combinarse con infinitivo, futuro y subjuntivo que se refieren al futuro o al pasado.

Cuando se trata de toma de decisión la noción del subjeto de preferencia puede combinar en sí la indicación al subjeto de opinión o subjeto de la acción. Tal unidad es natural ya que un hombre siempre trata obrar del modo mejor. No obstante en las oraciones de preferencia el significdo de subjeto del juicio predomina. Puede tratarse sólo de una acción potencial, de un proyecto pero no del cumplimiento. Eso diferencia el uso del comparativo “mejor” del positivo “bien”. Se puede decir Está bien que he llegado, pero no se dice Es mejor que he llegado que si no haya llegado. Aún más, “bien” con preponderancia expresa postevaluación y el “mejor” suele expresar la preevaluación. El positivo “bien” tiende a la retrospección mientras el comparativo “mejor” tiende a la prospección. El primero se refiere al pasado y el segundo al futuro. En este sentido el uso de “bien” y “mejor” no se correlaciona.

En la posición intermedia “mejor” se usa en los juicios que establecen una jerarquía de valores: Felicidad es mejor que riqueza, mientras localización del comparativo en inicio de la oración implicica una recomendación: Es mejor que seas pobre y honrado que un ladrón rico.

La palabra “peor” en la posición inicial se usa en forma de expresiones “Lo peor es que...” o “No hay nada peor que” a las cuales siguen términos de comparación puesto que se trata del superlativo: No hay nada peor de que hayamos tardado. Lo peor es que siempre vengo tarde. Tal empleo del “peor” corresponde al superlativo “Lo mejor es que”, “No hay nada mejor que”: No hay nada mejor que tomar baños de sol en las playas de España. Lo mejor es que me guste mi trabajo.

Las oraciones con la posición inicial fija que señala del signigicado de preferencia no se convierten. Es lógica la ausencia del antónimo del verbo “preferir” que no sea su conversivo ya que “impreferencia” de un término de relaciones se vuelve la preferencia del otro.

El comparativo “peor” no se combina con imperativo ni con las formas personales del verbo. Es incompatible con consejos o recomendaciones pero puede formar parte de una declaración-advertencia: Se hará peor si no visites al doctor.

Con más frecuencia “peor” en la posición intrermedia se emplea en los juicios generales que consisten de dos sustantivos o de dos infinitivos: Vino es peor que agua. Tal vida es peor que muerte. Trabajar es peor que descansar.

Pero en los juicios generales el empleo del comparativo “mejor” tiene gran preeminencia ante el uso de la voz “peor”. Eso se puede explicarlo por la tendencia de muchos juicios a rectificación de costumbres y caracteres.

De este modo, aunque en la vida lo malo es mucho más multifacético, correspondiendo a las posibilidades ilimitadas de desviarse de la norma, en el habla el uso del comparativo optimístico “mejor” supera mucho el uso del comparativo “peor”. Eso se explica por los esfuerzos de hombres de tener la vida sabia y virtuosa y poner a los demás en el camino de la verdad. En resumen los nexos sistemáticos de las palabras “bien” y “mejor” por una parte y “mal” y “peor” por otra parte que se sienten no sólo por los gramatistas sino también por los hablantes de la lengua no determinan nada el uso real de estos vocablos. Lo último se somete a los factores de la vida.

Analizando formas de la comparación axiológica hace falta poner de relieve sus funciones comunicativas.

La evaluación puede referirse a los acontecimientos pasados, al futuro y a las situaciones abstractas.

La evaluación comparativa de lo pasado o de lo existente ya no puede tener fuerza comunicativa que actuve activamente. No obstante está vinculada con determinadas situaciones e impulsos sicológicos. Son por ejemplo el deseo de entender las leyes de la vida (Con todo y con eso es mejor solucionar problemas de una tirada que vacilar), aprender en sus propias faltas (Mejor selo diría todo), consolarse (Pudiera resultar mucho peor), sensación de desgracias extremas (¡No hay nada peor!), deseo de superar todas las dificultades o extraer fuerza de la debilidad (¡No es lo peor que pueda pasar en la vida!) o lástima de las posibilidades perdidas (Habría sido mejor si lo hubiera llamado), justificación (¿Por qué has mentido? - ¿Crees que sería mejor afligir a los padres?).

Cuando se trata de las acciones futuras en primer plano se pone el comparativo "mejor" que contiene en sí la idea de preferencia y de las derivadas intenciones o consejos. El comparativo positivo se usa en el habla prescriptivo que no consigue la fuerza de un mandato, es decir, deja al hablante la libertad real o imaginaria de decisión. Aquí "mejor" adquiere determinada autonomía sintáctica (Mejor callarías. Mejor no lo hagas).

Paralelo al uso de la comparación evaluativa en las situaciones concretas (pasadas o futuras) se emplea también para expresar juicios generales sobre la jerarquía de valores: "Mejor infierno contigo que paraíso sin tí".

Existe también la categoría de oraciones el significado de las cuales consiste en caracterización (a veces figurada) de un acontecimiento. Tales oraciones tratan de la opción imaginaria, irreal. Para representar imposibilidad de algún rumbo de desarrollo de acontecimientos el hablante informa sobre la preferencia de algo malo extremo: Para mi sería mejor matar al agraviador que soportar sus ofensas.

En oraciones de este tipo el acontecimiento caracterizado (el tema de lo comunicado) se figura como rechazado. La situación preferida se elige según el indicio de su negatividad extrema. Aquí domina el principio de " preferencia perversa". Aunque la perversión se queda sólo verbal. En las oraciones de "preferencia perversa" se realiza comparación de situaciones. Por su significado son análogas a las comparaciones propiamente dichas: Es mejor comer pan y cebolla que vivir con la mujer mala. Si una mujer pariría sólo serpientes venenosas fuera mejor que si daría a luz hijos ingratos.

A medida que la comparación evaluativa sustituye a la figurada en la posición de lo preferido se encuentra en vez de la situación evidente conveniente sino algo completamente malo. Se hace trivial la formula "mejor morir": Mejor morir que casarme con él. Mejor morir que vivir así.

La parte práctica: léxico de evaluación subjetiva en las obras del Siglo de Oro

Las obras de la literatura española del Siglo del Oro abundan de léxico de evaluación subjetiva. Son, en primer lugar, las obras prosaicas de Cervantes, Quevedo y Gracián y las de teatro español representado por Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón de la Barca y otros. Los ejemplos del léxico de valor evaluativo se puede encontrar también en la poesía de Góngora, Quevedo y Lope de Vega aunque su número cede ante el que observamos en las novelas y piezas de teatro.

Lo subjetivo se manifiesta a través del uso de tropos, palabras con el matiz evaluativo “bien”, “mal” y sus derivados “bueno”, “malo”, “mejor”, “peor”, palabras “más”, “menos”, adjetivos, incluyendo los usados en grado comparativo y superlativo, verbos “parecer”, “tener por”, “creer” y otros.

La subjetividad aparece en cualquier conversación cuando se chocan dos opiniones:

- Ésta debe de ser, sin duda, la gitanilla hermosa que dicen que anda por Madrid.

- Ella es - replicó Andrés - , y sin duda es la más hermosa criatura que se ha visto.

- Así lo dicen - dijo Preciosa, que lo oyó todo en entrando - ; pero en verdad que se deben de engañar en la mitad del justo precio. Bonita, bien creo que lo soy; pero tan hermosa como dicen, ni por pienso.

- ¡Por vida de don Juanico, mi hijo - dijo el anciano - que aún sois más hermosa de lo que dicen.

Como mencionamos más arriba la evaluación es inseparable de la comparación. Nosotros dividimos lo bueno de lo malo, lo delicioso lo contraponemos a lo desabrido, lo inagradable a lo agradable. Los objetos de la comparación evaluativa pueden ser tanto cosas como sus cualidades, situaciones, acontecimientos y estados: También puede ser loco bien vestido como mal vestido. Cuando tronaba temblaba como un azogado y se salía al campo. ¿Qué me queréis, muchachos porfiados como moscas, sucios como chinches, atrevidos como pulgas? Decía que las lenguas de los murmuradores eran como las plumas del águila. El infante es como oro. “Maestro, siéntese aquí, maestro, pásese allí, echaos acá, pasaos acullá”, así lo haré como el más doméstico y enseñado perro que salta por el rey de Francia. La alzaron en peso, como a catedrático. Después que le unté, ronca como un animal. Determino de jurar como católico y buen varón. Somos doncellas como las madres nos parieron. Quien ha visto banda de palomas estar comiendo en el campo sin miedo lo que ajenas manos sembraron, que al furioso estrépito de disparada escopeta se azora y levanta, y olvidada del pasto, confusa y atónita cruza por aires, tal se imagine que quedó la banda y corro de las bailadoras, pasmadas y temerosas, oyendo la no esperada nueva que Guiomar había traído. No hay águila ni ninguna otra ave de rapiña, que más presto se abalance a la presa que se le ofrece que nosotros nos abalanzamos a las ocasiones que algún interés nos señalen.

Observamos que los medios léxicos de comparación son muchísimos. Entre los más usados se puede nombrar tales elementos como “más”, “menos”, “tan” y las conjunciones “que” y “como”: “Y sacó de la faltriquera tres reales de a ocho, que repartió entre las tres gitanas, con que quedaron más alegres y más satisfechas que suele quedarse el autor de comedias, cuando ben competencia de otro, le selen rotular por las esquinas: “Víctor, Víctor”. Y fui el que, como el gusano de seda, me fabriqué la casa donde muriese. Lo quiro más que a las telas de mi corazón. La ciudad tiene casas engastadas, como diamantes en oro. Como por las uñas del león se viene en conocimiento de su grandeza y ferocidad. Más quiero ir suelto que obligado. Una bala de un francés tendré por menos agravios que escuchar de vuestros labios, "No pongáis aquí los pies".

Conciencia tan escrupulosa más es de religioso que de soldado. Eres paloma sin hiel, pero a veces eres brava como leona de Orán o como tigre de Ocaña. ¡ Si viese un hombre venir un león, ¿ no es más cordura darle la espalda segura que no quererle seguir? Que los ojos del pavón no se igualan a mis celos, ni las luces de los cielos como mis cuidados son. No hay cosa que más me venza que una honrada cortesía. No he visto cosa más rara que las décimas que dijo con tales afectos Arias. Volvió como atontado.

Otro medio que se encuentra en las obras analizadas es el uso del adverbio “antes”: Antes pienso irme con ella (virginidad) a la sepultura y quizá al Cielo, que ponerla en peligro que quimeras y fantasías soñadas la embistan y manoseen. Antes yo sería casada con una sotomía de muerte que contigo.

Eres antes ángel que gitana.

El mismo significado adquiere en las oraciones comparativas el numeral “primero”: Primero me vea yo comidade adivas estas carnes, que me ha parado de la manera que ahora veréis. El músico primero murmura que canta.

A menudo la comparación se realiza a través del empleo de las formas “mejor”(de “bueno”) y “mayor”(de “grande”) : Cuando hay un toro furioso y sin resistencia humana, ¿ no es mejor una ventana que espada y capa en el coso? Cuando un juez está airado, ¿ no es mejor estar seguro por el extranjero muro o por el propio sagrado? Cuando hay un pleito que en él se pueden dos concertar, ¿ no es mejor que no aguardar una sentencia cruel? Mejor debo de ser imaginado. La presentó a la dueña que la recibió con mayor alegría del mundo. Por mayor ventura tengo ser honesta que hermosa.

Los adverbios “bien” y “mal” se usan con preponderancia en las declaraciones que expresan actitud del hablante hacia algún hecho, acción o juicio: Muy bien habéis hecho en empedrarla, porque se pueda pasear.No es bien que quede asentado debajo de signo de escribano. Muy bien harás, hija, y mira no seas miserable. Bien dice la madre Pipota. ¡Qué bien está en la cuenta el señor! Él hizo bien a darse prisa a morir antes que el verdugo se sentara sobre él. Bien y rebién ha dicho señora Marialonso. Bien me parece eso (Cervantes).

DAMA2: ¡Qué bien Amarilis habla!

DAMA1: ¡Qué bien se viste y se toca!(Lope de Vega).

El adverbio “mal” se usa en el contexto parecido: Mal hiciste, amigo Carrizales, al ocultarlo. ¡Mal año para piñones mondados que más blancos ni más lindos sean!

También “bien” y “mal” aparecen antipuestos a los participios: bien vestido, mal educado, bien dicho, mal tratado.

Además, la palabra “bien” figura en significado de “muy” o “completamente”: Bien seguro estoy, padres y señores míos, que no será menester traeros testigos para que me creáis(Cervantes).

Muy a menudo para evaluar un hecho o una persona se usan también los adjetivos “bueno” y “malo”: buenas gentes, buenos mancebos, muchachos de buena gracia, buen consejo, buenas intenciones, dueña mala, tierra mala.

Él es tan bueno que no reparará en juramentos. ¡Buena comedia! Del infinito número de poetas que había, eran tan pocos los buenos, que casi no hacían número. Ningún camino hay malo como se acabe, si no es el que va a la horca. Los escribanos han de ser libres y no esclavos, no bastardos ni de ninguna mala raza nacidos. Son de buena vida y fama temerosos de Dios y de sus conciencias;

- ¿Tan malo es ser poeta? - replicó Preciosa.

- No es malo - dijo el paje - pero el ser poeta a solas no tengo por muy bueno(Cervantes).

A menudo el adjetivo “bueno”, situándose en anteposición del sustantivo de género masculino, se encuentra también en su forma reducida “buen”:

MARTÍN: (Aparte a JUAN.) ¡Buen mozo!

JUAN: (Aparte a MARTÍN.) ¡Buen talle! (Lope de Vega)

Cuando una declaración presupone la confrontación evaluativa muy frecuentamente se realiza a través del uso del comparativo “mejor” y su oposición axiológica “peor”. “Mejor” tiene matiz didáctico positivo, y “peor” conformemente lo tiene negativo. Compárense: Es la mejor posada en toda Valencia. Aun si quisieras no encontrarías nada peor.

Observamos que el comparativo “mejor” se emplea para evaluar tanto los hechos como los objetos: Yo le respondí que mejor fuera haberla dado de manera que les quitara de aquel trabajo, pues con esto le tuvieran a él por juez recto y acertado. Preguntóle uno cuál era la mejor tierra. No pregunto eso sino que cuál es mejor lugar: Valladolid o Madrid. Mejor fuera que se la hubiera comido, si acaso es celosa.

Cuando se trata de confrontación evaluativa la oración puede desplegarse según el modelo: “por... estimamos...”: Por dorados techos y suntuosos palacios estimamos estas barracas y movibles ranchos; por cuadros viejos de Flandes, los que de la Naturaleza en estos levantados riscos y nevadas peñas, tendidos prados y espesos bosques que a cada paso a los ojos se nos muestran.

Además de “bueno” y “malo” lo subjetivo puede ser expresado también por otros adjetivos. Desde punto de vista de la estilística la mayoría de estos son epítetos. Los epítetos sobran en todas las obras analizadas tanto prosaicas como poéticas: aceda respuesta, fines y famosos campos, día caluroso, maravillosa abundancia, magnífica grandeza, verdaderos amigos, cachas amarillas, amargas y piadosas lágrimas, discretas razones, infinitos besos, gran pecado, agradable condición, arriero enojado, naipes falsos, estancia oscura, luz escasa, sustos demasiados, buen consejo, las esperanzas más secas, rostro descolorido, rica joya, honestidad hermosa, dulce nombre, fuego vivo, afeitado rostro, señales claras, casa llana, brazos abiertos, grande regocijo, inllevable trabajo, papeles mugrientos y medio rotos, valle pequeño,verdaderas maravillas, viuda rica, espiritillo fantástico, oficio muy peligroso, dulces días, armas invencibles, gitano caritativo, camisa ancha, cielo abierto, podereosa fuerza, susto mortal, amores agudos, noche fría, luces bellos, costales pequeños, limpios o nuevos.

Los epítetos pueden anteponer al sustantivo (abatido oficio, divino ingenio, libre y ancha vida, gran poeta, adolorido estudiante, tierno amante, largo camino, rústico y disforme bárbaro, buenos mancebos, profunda y larga reverencia, provechoso documento, famosas aceitunas, virtuosa compañía, buena plática, marítima casa,grandes pecados, notable habilidad, rubios cabellos, espléndida comida, breve discurso, fresco río, apacibles calles, diversas tierras, largas peregrinaciones, negro viejo, liberal yerno, sagaz perturbador, ligero sueño, pesado sueño, solemne juramento, amarga vista, maldita dueña, dulce enemiga, sosegada voz, pestífera dueña, grandes gritos, atrevidos pretendientes, noble cabeza, rigurosa sentencio) y postponerlo (hombres muy honrados, voz sútil y quebradija, muchacho hábil, imagen devota, ojos hundidos, zapatos anchos, espada corta, las manos cortas, los dedos gordos, las uñas hembras y remachadas, los pies descomunales, hábito honroso, mancebo flaco, criada fiel, hombre desalmado, obra digna, buenas gentes, famosas aceitunas, un religioso muy gordo, caballero calificado y generoso, oficio libre, agua bendita, hombre digno, oficial famoso, hombre atrevido, presencia agradable, voz hueca y espantosa, labrador pobre, cosas gustosas, cántaro desbocado, sala baja, arca grande, amos corteses y liberales, hombres discretos, amigo triste, hombre tierno, viento blando y próspero, pasajero pensativo, fuego lento, padres nobles, esclavas blancas, condición llana by agradable, gente baldía, atildada y meliflua, sones alegres y regocijados, silencio extraño, determinación honrosa, cristianos viejos, caballero mentiroso.

Para dar un ejemplo citaremos la descripción de Roma hecha por Quevedo: despedazados mármoles, medias y enteras estatuas, rotos arcos y derribadas termas, magníficos pórticos y anfiteatros grandes, famoso y santo río, que siempre llena sus márgenes de agua y las beatifica con las infinitas reliquias de cuerpos mártires que en ellas tuvieron sepultura.

Cabe mencionar que no sólo adjetivos pueden usarse como epítetos sino también sustantivos y participios: muchachos de buena gracia, pero descosidos, rotos y maltratados; pie de nieve y de marfil, llenos de color labios.

Gran número de epítetos encontramos usados en descripciones de la belleza de la mujer: blanca paloma, preciosa perla, dulce regalo mío, corona del donaire, honor del brío, bella gitana, frescor de la mañana, céfiro blando en el ardiente estío; rayo con que Amor ciego convierte el pecho más de nieve a fuego; fuerza que así lo hace, que blandamente mata y satisface.

Podemos ver que en las obras del Siglo de Oro las mujeres se idealizan: tenían los cabellos de oro, la frente de plata bruñida, los ojos de verdes esmeraldas, los dientes de marfil, los labios de coral y la garganta de cristal transparente, y que lo que lloraban eran líquidas perlas; y más, que lo que sus plantas pisaban, por dura y estéril tierra que fuese, al momento producía jasmines y rosas; y que su aliento era de puro ámbar, almizcle y alalia; y que todas estas cosas eran señales y muestras de su mucha riqueza.

De la protagonista de la novela de Cervantes “Gitanilla” Preciosa se dice que es la más hermosa y discreta que pudiera hallarse, no entre los gitanos, sino entre cuantas hermosas y discretas pudiera pregonar la fama... Ni los soles, ni los aires, ni todas las inclemencias del cielo, a quien más que otras gentes están sujetos los gitanos, pudieron deslustrar su rostro ni curtir las manos. La llaman “niña de oro, y niña de plata, y niña de perlas, y niña de carbúnculos, y niña del cielo”. De Constanza, otra heroína cervantina se cuenta que es dura como un mármol, y zahareña como villana de Sayago, y áspera como una ortiga; pero tiene una cara de pascua y un rostro de buen año: en una mejilla tiene el sol, y en la otra la luna; la una es hecha de rosas, y la otra, de claveles, y en entrambas hay azucenas y jazmines.

En la pieza de Lope de Vega “¡Ay, Verdades que en el amor...!” Juan describe a Celia como la bizarra mujer, la ninfa de Madrid, la dulce señora “de ojos bellos que en ellos copió su misma hermosura”, que tiene “dientes como perlas y labios como corales”. De ella dice: “Es mi señora muy linda para que tú la desprecies; muy rica para buscarte, muy noble para quererte”.

Como se conoce los adjetivos en español tienen grados de comparación: el grado comparativo y el grado superlativo. Los adjetivos usados en los grados de comparación siempre dan a los juicios un matiz subjetivo. De ejemplo del uso de los adjetivos en grado comparativo podemos citar tales oraciones: No hay gente más dañosa a la república que ellos. Acordó de buscar otros modos a su parecer más eficaces y bastantes para salir con el cumplimiento de sus ordenes. Llegó a Amberes, ciudad más maravillosa que las que había visto en Italia. Con esta dádiva quedaron más blandos que unas martas. Yo abrazado de la mujer más tibia que ha tenido amor entre los hielos del olvido.

El grado superlativo de adjetivos se expresa a través de adición de “el más” o “la más” o de sufijos -ísimo, -ísima. Por ejemplo: Mozos sois vosotros de la más ruin canalla que sustenta la tierra. Los muchachos, que son la más traviesa generación del mundo... Era el más celoso hombre del mundo. Y en el pajar se enterraba hasta la garganta, diciendo que aquella era la más propia y más segura cama que podían tener hombres de vidrio. Era el hombre más cuerdo del mundo. Vio el árbol preciosísimo. Obra digna del altísimo y profundísimo ingenio. Selo puso en las manos de la devotísima vieja. Daremos luego noticia a esta felicísima y abogada confraternidad. Todas eran damas riquísimas en extremo. Arrimóse un día con grandísimo tiento....todo lo cual era de grandísima satisfacción para el celoso marido. Os hago de saber que tengo grandísima gracia de enseñar. Quedó contentísimo el negro. Son tales que no hacen otro mal ni daño si no es provocarle a sueño pesadísimo. Si me dan cuatro cuartos, les contaré un romance lindísimo en extremo... Se fue contentísimo; hasta los gitanos le quedaron aficionadísimos... Puesto que hermosísima era la doncella.... cosas que ellos tuvieron por merced señaladísima... La vieja sacó tres hogazas blanquísimas de Gandul. Llegaron a la hermosa y bellisima ciudad de Génova. Pesar grandísimo. Respondió espontáneamente con grandísima agudeza de ingenio. Dejó fama en su muerte de prudente y valentísimo soldado.

“más”, además de los casos mencionados más arriba, se usa también conservando su valor evaluativo con otras partes de la oración (sustantivos, verbos): Él atendía más a sus libros que a otros pasatiempos. Más vinos nombró el huesped, y más le dio que pudo tener en sus bodegas el mismo Baco. Callaremos más que si fuésemos mudas. Era la que con más ahínco mostraba desear su entrada. Carrizales duerme más que un muerto. Había dado al mundo más de lo que debía. A todos les respondió con más entendimiento, por ser hombre de vidrio y no de carne.

Muy frecuentemente los nombres adjetivos van acompañados por los intensificador “tan”: Otro día volvería con su manada a dar contento a aquellos tan liberales señores. No somos tan ignorantes. Nunca inventaron mejor genero de música, tan fácil de aprender, tan mañera de tocar, tan sin trastes, clavijas ni cuerdas, y tan sin necesidad de templarse. La cara la tenía tan pequeña, que era imposible de toda imposibilidad caber en ella cuchillada de catorce puntos. Le sobresaltaba un tan gran miedo, que así se le desperetaba y deshacía como hace a la niebla el viento. Vivía en ella la gente tan perniciosa y tan bcontraria a la misma Naturaleza. Fue el viaje tan próspero, que sin recibir algún revés ni contraste llegaron al puerto de Cartagena. Propuso en sí de aconsejar a su compañero no durasen mucho en aquella vida tan perdida y tan mala, tan inquieta y tan libre y disoluta. Le vieron en tan diferente hábito... Viéndose tan falto de dineros se acogió al remedio a que otros muchos perdidos se acogen. Hasta ahora no he sido tan necio ni tan venturoso. No he sido tan necio que diese un poeta malo, ni tan venturoso que haya merecido serlo bueno. Del infinito número de poetas que había, eran tan pocos los buenos, que casi no hacían número. Era tan de mañana, que apenas tuviese la luz lugar de verlas. No se vio monasterio tan cerrado, ni monjas más recogidas, ni manzanas de oro tan guardadas. Se puso unos vestidos tan rotos y remendados que ningún pobre en toda la ciudad los traía tan astrosos. En menos de quince días os sacaría tan diestro en la guitarra que pusiésemos tañer sin vergüenza alguna en cualquier esquina. Con el romance dejó al negro tan contento y satisfecho, que ya no veía la hora de abrir la puerta. Cuando le vio con sus dos muletras, y tan andrajoso, y tan fajada su pierna, quedó admirado. Bebió con tan buen talante de la bota, que les dejó más fuera de sentido que la música. Hablóles también Loaysa, ofreciéndoles a su servicio con tan buenas razones, que ellas echaron de ver que no salían de ingenio de pobre mendigante. Tomó Loaysa la guitarra y cantó aquella noche tan extremadamente, que las acabó de dejar suspensas y atónitas a todas. Hombre soy yo por vida de mi padre, tan sencillo, tan manso y de tan buena condición, y tan obediente, que no haré más de aquello que se me mandare. Luego comenzó a dar el viejo tan grandes ronquidos, que se pudieran oír en la calle. Él es tan bueno que no reparará en juramentos. Aseguróle con otras cosas semejantes que el demonio le puso en la lengua, llenas de colores retóricos, tan demostrativos y eficaces que movieran no sólo el corazón tierno y poco advertido de la simple e incauta Leonora, sino el de un endurecido mármol. Preguntóle qué era lo que era lo que sentía, con tan tiernas y amorosas palabras como si fuera la cosa del mundo que más amaba. Venían sudando con la gota tan gorda, que era una compasión verlos entrar ijadeando y corriendo agua de sus rostros. Y hay de ellos tan comedidos, especialmente estos dos que de aquí se van ahora.

¡Por Dios, tan linda es la gitanilla, que, hecha de plata o de alzorca, no podría ser mejor!, Habrá favor tan bueno que llegue a la oreja del juez..., Tomo licencia para responder a este tan enamorado señor. El novicio dijo que se holgaba mucho de haber sabido tan loables estatutos, y que él pensaba hacer profesión en aquella orden tan puesta en razón y en políticos fundamentos. Son tan diligentes y presurosos, que, a trueco e no perder la jornada, perderán el alma. Vuestra merced tiene un saludable oficio si no fuese tan enemigo de sus candiles. Se contenía tan extraordinaria locura como era de pensar que fuese de vidriose encerrase tan grande entendimiento que respondiese a toda pregunta con propiedad y agudeza. No soy tan frágil que me deje ir con la corrinte del vulgo.Vio a su tierno amante tan lindo y tan despejado ladrón. ¡Soy tan necia! Se enamoró de Andrés tan fuertemente que propuso de decírselo y tomarle por marido si él quisiese... de que quedó tan espantado Andrés y tan absorto, que no pareció sino estatua, sin voz, de piedra dura.... quedar viuda de tan gran ladrón como vos. No soy tan viejo que pueda perder la esperanza de tener hijos que me hereden. Tan mal sabéis mentir.Es tan santa y buena..., ...de tan corto ingenio que no alcance hasta dónde se extienden las fuerzas de la heremosura... Le preguntó como se llamaba y adónde iba, y cómo caminaba tan tarde y tan fuera de camino. Hermosas tiene Madrid que pueden y saben robar los corazones y rendir las almas tan bien y mejor que las más hermosasa gitanas. Cortado y Rincón se dieron tan buena maña en servir a los caminantes, que lo más de camino los llevaban a las ancas. Este tan grande embelesamiento dio lugar a Cortado. Conciencia tan escrupulosa más es de religioso que de soldado....para no perder la ocasión tan buena de viaje... Se hizo tan famoso en la Universidad por su buen ingenio y notable habilidad, que de todo género de gentes era estimado y querido.Detrás de él venía uno que estaba en tan buena opinión como el primero. Daba tan claras señales de su locura...le dio tan larga y profunda herida... Tenía tan feliz memoria que era cosa de espanto. Preguntéle que por qué había dado aquella tan cruel sentencia y hecho tan manifiesta injusticia.Tan pesada carga es la riqueza al que no está usado a tenerla ni sabe usar de ella. Vio a una ventana puesta una doncella, al parecer de edad de trece o catorce años, de tan agradable rostro y tan hermosa, que, sin ser poderoso para defenderse, el buen viejo Carrizales rindió la flaqueza de sus muchos años... Llegó a Sevilla tan lleno de años como de riquezas.

Los sustantivos, igual que adjetivos, pueden usarse con intensificadores. El papel de intensificador lo tienen adverbios “tal” y “tanto” con particularidad que “tal” tiene también la forma de plural “tales” y “tanto” puede tener además la forma femenina “tanta”. Los ejemplos del uso de sustantivos con el “tal” son siguientes: Alzó la mano y le dio un bofetón tal, que le hizo volver de su embelesamiento. La dotó primero en veinte mil ducados, tal estaba abrasado el pecho del celoso viejo....que estos tales hombres, y en tales casos, no han cometido la culpa cuando les viene el arrepentimiento. Si pudiera crecer su amor, fuera creciendo: tal era la honestidad, discreción y belleza de su Preciosa. ¿Qué diablos os trajo por aquí, hombre, a tales horas y tan fuera de camino? Tal la tenía el miedo, que verdaderamente creyó que se ahogaba. Veo ser gran lástima que se pierda una tal voz como la vuestra. Arrebató la guitarra y comenzó a tocar de tal manera, que todas las criadas le oyeron. Tales sones hizó, que dejó admirado al negro y suspenso el rebaño de las mujeres que le escuchaba. También sabéis con cuánta libertad la doté, pues fue tal el dote, que más que tres de su misma calidad se pudieran casar con pinión de ricas.

Para dar ejemplos del empleo del intensificador “tanto” citaré más escritores del Siglo del Oro: ¡No es mentira de tanta consideración! Muero por verme con el señor Monipodio, de quien tantas virtudes se cuentan. En Perú había granjeado tanta hacienda, trayéndola toda en barras de oro y plata. La satisfacción que le había dado Preciosa le parecía ser de tanta fuerza que le obligaba a vivir seguro. Me dio tantos azotes, que me dejó por muerta. Viendo que el traer tanto dinero no era sino para conquistar o comprar su prenda. Pero la hermosura de Preciosa aquel día fue tanta, que ninguna la miraba que no bendecía....le diero tanto que hacer, que a no salir sus compañeros sin duda lo pasara mal. Servía a sus amos con tanta fidelidad, puntualidad y diligencia, que parecía que sólo se ocupaba en servirlos. El daba tantas voces y hacía tales extremos, que movía a los hombres. No sé quién te pueda sacar músico con tanta breveda.

Se observa que “tanto” sirve no sólo para incrementar el significado de nombres sustantivos sino también puede postponer a los verbos: Ilustrábala tanto con su buen entendimiento, que no era menos famoso por él que por ella. Riéronse de esto Chiquiznaje y Maniferro, de lo cual se enojó tanto el Repolido que dijo...

Es muy interesante que el valor evaluativo puede concentrarse aun en los nombres propios de protagonistas: Pipota, Preciosa, La Gananciosa, la Gariharta, Monipodio, Licenciado Rueda, Repolido, Maniferro, Chiquiznaque, la Escalanta, Rinconete, Cortadillo, licenciado Pozo, Clemente, Lobillo, Ganchoso, Licenciado Vidriera, Montesfracón, Asperino, capitán don Fulano, secretario don Tal de don Tales, capitán Valdivia, Carrizales, Gandul.

Existe un grupo de verbos que sirven para expresar el subjetivismo de lo enunciado. Compárense: Este señor parece tan honrado y Este señor es honrado.Dentro de estos se puede nombrar los verbos “parecer”, “pensar”, “opinar”,“creer”, “tener por” y otros. El verbo que resulta más productivo es sin duda alguna “parecer”: No les pareció mal a los dos amigos la relación del asturianillo, ni les descontentó el oficio. Les pareció que la llevaban a sepultura. Le pareció que había acertado a escoger la vida mejor que se le pudo imaginar. Parecióles que miraban a un ángel. El tiempo parece tardío y perezaso a los que en él esperan. Le parecía que se estremecía y ella quedó mortal, pareciéndole que le había cogido en el hurto. Si acaso parezco vieja, corrimientos, trabajos y desabrimientos echan un cero a los años. Y si le parece que es mucho lo que s pide, considere que es much más que se aventura. Sola Leonora callaba, y le miraba, y le iba pareciendo de mejor talle que su velado. La plata de las canas del viejo a los ojos de Leonora parecían cabellos de oro puro. Su demasiada guarda le parecía advertido recato. La patria no me parece de mucha importancia decirla, ni los padres tampoco. Parecían unos angelicos. Vuestras mercedes escuchen un sonetillo que anoche hice, que, a mi pareceer, aunque no vale nada, tiene un no sé que de bonito. La admirable belleza de la ciudad en aquellas peñas parece que tiene las casas engastadas. Sus puentes, parece, que están mirando unas a otras. Nápoles es a su parecer la mejor ciudad de Europa y aun de todo el mundo. De Palermo le pareció bien el asiento y la belleza. No me parece mal remedio ése. Parecióle que su riqueza era infinita, su gobierno prudente, su sitio inexpugnable, su abundancia mucha, sus contornos alegres y toda ella digna de la fama que de su valor por todas las paretes se extiende. De perlas me parece todo eso. Bien parece que no se acuerda de aquel refrán... Vimos arimados a ella dos hombres, al parecer de buen talle. Parece que los gitanos y gitanas solamente nacieron en el mundo para ser ladrones. No le pareció a Andrés legítima esta declaración, sino muy bastarda. Hazme parecido bien. Pues en verdad que no parece vuesa merced del Cielo. Parecía de edad de cuarenta y cinco a cuarenta y seis años. Díjome que era pariente, y novio me pareció, que un pariente menos siente.

Otro verbo de este grupo que también se empleaen las obras analizadas muchas veces es “tener por”: Eran cosas que ellos tuvieron por merced señaladísima... Los vestidos fueron tantos y tan ricos, que los padres de la desposada se tuvieron por más que dichosos en haber acertado con tan buen yerno.

Es interesante que el mismo verbo “tener” usado con otra preposición, es decir, con la preposición “en” adquiere el sentido de “estimar, apreciar”: Y vámonos, abuela, que aquí nos tienen en poco.

Examinemos también los ejemplos del empleo del verbo “creer": No creo que haya otra, hijo. De los maestros de escuela creía que eran dichosos, pues trataban siempre con ángeles, y que fueran dichosísimos si los angelitos no fueran mocosos. De los pasteleros creía que había muchos años que jugaban a la dobladilla. De los titiriteros creía mil males: decía que eran gente vagabunda y que trataba con independencia de las cosas divinas.

A menudo se usa también ei sinónimo de este verbo “pensar”: Pienso que Celia es un gran casamiento, porque es muy rica y hermosa y de claro entendimiento. Agora pienso que Celia te adora. Por dicha piensan los señores que en Saboya merezco sus favores.

Otro verbo con el mismo significado es “opinar”: Opino que porque quien a muchas quiere a nadie puede querer. Opino que el Amor pisa las estampas de los celos. Opino que la Naturaleza es hermosa por ser varia.

A este grupo de verbos se puede atribuir también la expresión “cobrar fama”: Tú cobras fama de la mejor romancera del mundo. Por fin llegó a la ciudad que cobraba fama de la capital de pícaros sucios y gordos, vistosos oracioneros, esportilleros y mandilejos de la hampa.

En cuanto a nivel sintáctico se puede decir que, analizado el léxico de las obras del Siglo del Oro, se observa que el subjetivismo muy frecuentamente se expresa en las oraciones exclamativas: ¡Ahora sí es la risica!¡Ay, que bien haya esa gracia! ¡Ay, qué copete que tiene tan lindo y rizado! ¡Ay, qué blancura de dientes! ¡Mal año para piñones mondados que más blancos ni más lindos sean! ¡Ay, que ojos tan grandes y tan rasgados! ¡Y por el siglo mi madre que son verdes, que no parecen sino que son de esmeraldas!¡Extraño y triste espectáculo para losa padres, que a su querida hija y su amado yerno miraban! ¡Mal haya yo si más quiero que jures, pues con sólo lo jurado podías entrar en la misma sima de Cabra! ¡Notable error! ¡Gran ruido! ¡Todo el mundo no es bastante! ¡Qué dicha tendré si es ella! ¡Extraña gente! ¡Lástima me da! ¡Lástima es que esta mozuela sea gitana!

DAMA1: ¡Oh, qué gracioso entremés!

DAMA2: ¡Qué bien Amarilis habla!

DAMA1: ¡Qué bien se viste y se toca!

MARTÍN: (Aparte a JUAN.) ¡Buen mozo!

JUAN: (Aparte a MARTÍN.) ¡Buen talle!

INÉS: (Aparte a CELIA.) ¡Bravas plumas!

CELIA: (Aparte a INÉS.) ¡Bizarría tiene el belicoso traje!

MÚSICO1: ¿ Qué guitarra habéis traído?

MÚSICO2: La sonora portuguesa.

MÚSICO1: ¡Buenas voces!

MÚSICO2: ¡Extremadas!

Gran número de las oraciones exclamativas evaluativas se empiezan con la conjunción “que”: ¡Oué liviandad! ¡Qué traición! ¡Qué soldado tan galán! ¡Qué libertad tan grosera! ¡Oh qué donaire tan grande!¡Qué bien tocada venís! ¡Qué amor tan necio y cansado! ¡Qué descompuesta porfía! ¡Qué humildad! ¡Qué presto tras ellos viene! ¡Qué discreto fuego tiene para abrasar necios hielos! ¡Qué mal hace quien se atreve a dar por amor desdén, porque no es hombre de bien quien no paga lo que debe!¡Ay, Martín, qué necio he sido! ¡Qué desgraciado y perdido!

Un lunar tienes, ¡Qué lindo!

¡Ay Jesús, qué luna clara!

¡Oué sol, que allá en los antípodas

oscuros valles aclara!

Más de dos ciegos por verle

Dieran más de cuatro blancas...

Se encuentran también muchas oraciones que empiezan con el adjetivo “bravo”: ¡Brava vitoria, don Juan! ¡Brava arrogancia! ¡Bravo talle!¡Brava joya te ha enviado!

Otro elemento de intensificación aparece “éste sí que”: ¡Éste sí que se puede decir cabello de oro! ¡Éstos sí que son ojos de esmeralda!¡Éste sí que es juramento para enternecer las piedras!

CONCLUSIONES

Siglo de Oro es la época clásica o de apogeo de la cultura española desde la publicación de la Gramática castellana de Antonio de Nebrija (1492) hasta la muerte de Calderón (1681). El punto más alto de este apogeo se encuentra en la obra de Miguel de Cervantes y Lope de Vega.

Fue un período de gran florecimiento político y económico en España, que alcanzó un gran renombre y prestigio internacional; durante esta época todo lo “nuevo” en Europa venía de España y era imitado con gusto y aplicación; se puso de moda saber la lengua española. Se desarrollan en especial la literatura, las artes plásticas y la música. El Siglo de Oro abarca dos periodos estéticos, que corresponden al Renacimiento durante el siglo XVI y al Barroco durante el siglo.

Axiologia, llamada también teoría de los valores, abarca, por una parte, el conjunto de ciencias normativas y, por otra, la crítica a la noción de valor en general.

Subjetivamente, el valor es el carácter que reviste una cosa al ser más o menos apreciada. Objetivamente, es el carácter de las cosas que merecen mayor o menor aprecio o que satisfacen cierto fin.

Valer y ser no se identifican en el proceso de la percepción humana. Percibimos muchas cosas que son, pero no por ello juzgamos que valen, más aún, nos dejan indiferentes. El valor es aquello que saca al sujeto de su indiferencia frente al objeto; por eso, el valor se funda en la preferibilidad. La noindiferencia es la esencia del valor. Tener valor no significa directamente tener más o menos realidad, sino no ser indiferente. Es precisamente esta característica del valor lo que va a plantear el problema central de la axiologia.

El valor es captado sentimentalmente. No se percibe el valor por la vía de un silogismo deductivo, sino de una manera inmediata en la que la capacidad de sentir de la persona se ve afectada. Hay un «orden del corazón» paralelo al «orden de la razón». El percibir sentimental no está unido exteriormente al objeto, ni aun de modo mediato a través de una representación o a través de un signo, como si el objeto fuera signo de algo más profundo.

EI valor es objetivo. El mismo hecho de que podamos discutir sobre los valores, supone que en la base de la discusión estamos profundamente convencidos de que son objetivos. Los valores se descubren, como se descubren también las verdades científicas.

Los valores son esencias o eidos. Quiere esto decir que los valores son independientes de las experiencias en que están inmersos. Esta esencia puede ser realizada por medio de la existencia, pero su modo específico de consistencia no se modifica por el modificarse de sus realizaciones existenciales.

Los valores son esencias «eternas e inmensas», por abarcar el espacio y el tiempo. Además son esencias «absolutas e inmutables»: los valores no cambian y no están condicionados por ningún hecho de naturaleza histórica, social, biológica o individual. Lo que vale una vez, vale siempre y de un modo uniforme: no valdrá más para unos que para otros.

El valor no es una relación, sino una cualidad. Es preciso distinguir entre el valor en sí y el valor para nosotros. Si hubiera valor sólo para algunos, entonces estarían constitutivamente en relación con el tiempo y con el espacio, cosa que ya hemos excluido.

La característica más importante de evaluación es la presensia de factor subjetivo que actúa reciprocamente con el objetivo. Una expresión evaluativa, aun si no se ve claramente el sujeto, sobreentiede la relación evaluativa entre sujeto y objeto. El aspecto evaluativo, como uno de los elementos de la estructura evaluativa, tienen los predicados axiológicos. Los predicados creer, opinar, pensar, parecer reflejan el caracter subjetivo de evaluación.

El componente subjetivo presupone la actitud positiva o negativa de sujeto hacia su objeto (a veces la representan en forma de relacion: gustar/no gustar, apreciar/no apreciar, aprobar/no aprobar) mientras el componente objetivo (descriptivo) toma como punto de referencia las cualidades propias de objetos o fenomenos a base de las cuales se evaluan.

P.Nowel-Smit divide los adjetivos en 2 grupos: grupo A (aptness-words) y grupo D (descriptive words). Los primeros indican que el objeto tiene unos rasgos que son aptos para despertar emociones y los segundos entran en descripción.

J. fon Wright propuso una clasificación de tipos de evaluación basada en tipos de objetos y semántica de combinaciones con la palabra "bueno". Él distingue las siguientes "formas de bienes": bien instrumental, bien técnico, bienes médicos, bien utilitar, bien gedónico, bienes de hombre.

Arutyunova divide los significados de evaluación parcial en 3 grupos que incluyen 7 categorías. El primer grupo lo forman las evaluaciones de sensor que se dividen en: gedonísticas, sicológicas entre las cuales se diferencian evaluaciones intelectuales (interesante, trivial, fascinante) y evaluaciones emocionales (alegre, deseado, agradable).El segundo grupo son evaluaciones sublimadas o absolutas: 1) evaluaciones estéticas basadas en síntesis de las de sensor y sicológicas; 2) éticas que sobreentienden las normas: moral, bondadoso, vicioso.

Las últimas 3 categorías que constituyen el tercer grupo son evaluaciones racionalísticas vinculadas con actividad práctica de hombre. Incluyen las evaluaciones 1) utilitares (útil, nocivo); 2) normativas (correcto, normal, sano); 3) teleológicas (eficaz, acertado, defectuoso).

En las estructuras evaluativas los rasgos subjetivo y objetivo actúan recíprocamente. Se distinguen la evaluación general que se basa en los rasgos que les atribuye el sujeto y los de evaluación parcial que tiene como punto de partida las características propias de objetos.

Los componentes objetivo y subjetivo de significado evaluativo representan una unidad dialéctica con correlaciones muy complicadas en límites de cada serie de unidades de la lengua.

Las relaciones entre el sentido descriptivo y evaluativo (emotivo) se manifiestan evidentemente en sistema de los adjetivos para los cuales es esencial la semántica de signo. Entre los adjetivos se puede diferenciar las palabras descriptivas que no contienen ninguna evaluación (por ejemplo, portugués, cúprico, matinal, bípedo etc), a este tipo pertenece la mayoría de adjetivos relativos y los evaluativos propiamente dichos (bueno, excelente, magnífico, estupendo, malo, feo, terrible) que designan sólo la evaluación con signo "+" ("bueno") o "-" ("malo") con diferente grado de intencificación y afectividad.

En mayoría de los casos el significado evaluativo se vincula implicativamente con el descriptivo correspondiente. En la lengua natural los dos aspectos se combinan. La combinación se realiza así en la semántica de las palabras evaluativas como en declaraciones que contienen una evaluación, y precisamente en las declaraciones se descubre una serie de rasgos de semántica evaluativa.

Los dos componentes de significado (descriptivo y evaluativo) se puede distinguirlos describiendo la semántica de declaraciones y palabras concretas.

La evaluación es inseparable de la comparación. Cualquier tipo de comparación se basa en disjunción que presupone incompatibilidad de unas situaciones, acciones, modos de actuar, acontecimientos. La relación disjuntiva, es decir, presencia de una opción dentro de una serie de alternativas, incita a uno a hacer una comparación evaluativa. La evaluación comparativa tiene forma de un razonamiento práctico (que no lleva a la constatación de la verdad sino a la toma de decisión). El razonamiento lógico es universal para toda la gente y se basa en distracción del sujeto pensador. El razonamiento práctico al revés no puede ser aislado de la estructura de la personalidad, las finalidades que se propone, de la real situación de la vida.

Los objetos de la comparación evaluativa pueden ser tanto cosas como sus cualidades, situaciones, acontecimientos y estados. Pero cuando hablan de las preferencias, no tienen en cuenta los objetos propiamente dichos sino sus propiedades y las acciones que los incorporan.

El complejo semántico “bueno - malo” pertenece a las concepciones de graduación, en la cual cada antónimo muestra la dirección de la escala que se extiende a dos infinidades opuestas divididas por el eje de simetría.

Los rasgos marcados por los antónimos representan dos lados de una medalle. La aumentación de un rasgo en la escala de lo bueno y lo malo se vuelve la disminución del otro.

La evaluación puede referirse a los acontecimientos pasados, al futuro y a las situaciones abstractas. La evaluación comparativa de lo pasado o de lo existente ya no puede tener fuerza comunicativa que actuve activamente. No obstante está vinculada con determinadas situaciones e impulsos sicológicos.

La investigación del léxico de evaluación subjetiva en obras de Cervantes, Quevedo, Gracián, Lope de Vega y Calderón de la Barca llevaron a la conclusión que existe gran número de medios de evaluación. Lo subjetivo se manifiesta a través del uso de tropos, palabras con el matiz evaluativo “bien”, “mal” y sus derivados “bueno”, “malo”, “mejor”, “peor”, palabras “más”, “menos”, adjetivos, incluyendo los usados en grado comparativo y superlativo, verbos “parecer”, “tener por”, “creer” y otros.

ÐÅÇÞÌÅ

Îñòàíí³ì ÷àñîì ë³íãâ³ñòè÷íà íàóêà âñå ÷àñò³øå çâåðòàºòüñÿ äî ïðîáëåìè îñîáèñòîñò³ â ìîâ³. Ïðàö³ ñó÷àñíèõ äîñë³äíèê³â õàðàêòåðèçóþòüñÿ àíòðîïîöåíòðè÷íèì ï³äõîäîì äî àíàë³çó õóäîæíüîãî òåêñòó: òåêñò ðîçãëÿäàºòüñÿ ÿê â³äîáðàæåííÿ ³äåéíî-åñòåòè÷íî¿ òà ö³íí³ñíî¿ êîíöåïö³¿ àâòîðà. Ïðèíöèïîâîãî çíà÷åííÿ íàáóâຠïðàãìàòè÷íèé ðàêóðñ äîñë³äæåííÿ òâîð³â. Ìîâí³ çàñîáè âèðàæåííÿ ñóá'ºêòèâíî¿ îö³íêè º íàéâàæëèâ³øèì ñïîñîáîì ðåàë³çàö³¿ îáðàçó àâòîðà. Îñîáëèâîñò³ ³íäèâ³äóàëüíîãî ñòèëþ àâòîðà äàþòü êëþ÷ äî ðîçóì³ííÿ éîãî êîíöåïòóàëüíî¿ êàðòèíè ñâ³òó.

Ó ñâî¿é ìàã³ñòåðñüê³é ðîáîò³ ìè ðîçãëÿäàºìî ïîíÿòòÿ àêñèîëî㳿 - íàóêè ïðî ö³ííîñò³, äîñë³äæóºìî êàòåãîð³þ îö³íêè, â ïåðøó ÷åðãó, îö³íêè ñóá'êòèâíî¿, àíàë³çóºìî ëåêñèêó òâîð³â ³ñïàíñüêèõ àâòîð³â äîáè Çîëîòîãî ³êó. Àêòóàëüí³ñòü äàíîãî äîñë³äæåííÿ âèçíà÷àºòüñÿ íåîáõ³äí³ñòþ ïîäàëüøîãî âèâ÷åííÿ ìîâíî¿ ñïåöèô³êè ë³òåðàòóðíèõ òâîð³â äîáè Çîëîòîãî ³êó.

Ìàã³ñòåðñüêà ðîáîòà ñêëàäàºòüñÿ ç³ âñòóïó, ï'ÿòè ðîçä³ë³â òà âèñíîâê³â. Îáñÿã ðîáîòè ñêëàäຠ92 ñòîð³íêè. Ó ñïèñêó âèêîðèñòàíî¿ ë³òåðàòóðè íàðàõîâóºòüñÿ 60 äæåðåë, ó òîìó ÷èñë³ 10 - ³ñïàíñüêîþ ìîâîþ. Ïðàêòè÷íà ÷àñòèíà ðîçðîáëåíà íà ìàòåð³àë³ òâîð³â Ì.Ñåâàíòåñà „Öèãàíî÷êà”, „гíêîíåòå ³ Êîðòàäèëüî”, „˳öåíö³àò ³äðüºðà”, „Ðåâíèâèé åêñòðåìàäóðåöü”, „Ñëàâåòíà ñóäîìèéêà”, „Ì𳿔 Êåâåäî, „Ìèñòåöòâî âèíàõ³äëèâîñò³” Ãðàñ³àíà, „Ïðàâäà, ùî â êîõàíí³...” Ëîïå äå Âåãà, „Æèòòÿ º ñîí” Êàëüäåðîíà äå ëà Áàðêà.

Ïåðøèé ðîçä³ë ìຠíà ìåò³ çðîáèòè çàãàëüíèé îãëÿä äîáè Çîëîòîãî ³êó, åïîõè, ùî ââàæàºòüñÿ àïîãåºì ðîçâèòêó ³ñïàíñüêî¿ êóëüòóðè. Öå ïåð³îä íàéá³ëüøîãî ïîë³òè÷íîãî òà åêîíîì³÷íîãî ðîçêâ³òó ²ñïàí³¿, êîëè êðà¿íà íàáóëà çàãàëüíîãî ì³æíàðîäíîãî âèçíàííÿ.  öåé ÷àñ ñòຠìîäíîþ ³ñïàíñüêà ìîâà, îñîáëèâîãî ðîçâèòêó íàáóâຠë³òåðàòóðà, ìóçèêà òà îáðàçîòâîð÷å ìèñòåöòâî. Ùî ñòîñóºòüñÿ ë³òåðàòóðè, ó äîáó Çîëîòîãî ³êó æèëè ³ òâîðèëè òàê³ âèçíà÷í³ ïèñüìåííèêè ³ ïîåòè ÿê ̳ãåëü äå Ñåðâàíòåñ Ñààâåäðà, Êåâåäî, Ãðàñ³àí, Òèðñî äå Ìîë³íà, Ëîïå äå Âåãà, Ëîïå äå Ðóåäà, Ïåäðî Êàëüäåðîí äå ëà Áàðêà òà ³íø³. ²ç íèõ íàéá³ëüøèé âíåñîê â ³ñïàíñüêó òà ñâ³òîâó ë³òåðàòóðó çðîáèëè, áåç ñóìí³âó, Ñåðâàíòåñ òà Ëîïå äå Âåãà. „Äîí ʳõîò” Ñåðâàíòåñàñòàâ îäíèì ³ç íàéá³ëüø â³äîìèõ ó ñâ³ò³ ðîìàí³â, à „ëèöàð ïå÷àëüíîãî îáðàçó” - îäíèì ³ç íàéïîïóëÿðí³øèõ ³ íàéóëþáëåí³øèõ îáðàç³â ñüîãîäåííÿ. Ëîïå äå Âåãà - öå ãåí³àëüíèé äðàìàòóðã òà ïîåò, àâòîð ÷èñëåííèõ äðàì òà êîìåä³é, ñåðåä ÿêèõ íàéá³ëüø â³äîìîþ äëÿ óêðà¿íñüêèõ ÷èòà÷³â º „Êàì'ÿíèé ã³ñòü”.

Ó äðóã³é ÷àñòèí³ ìàã³ñòåðñüêî¿ ðîáîòè äàºòüñÿ òëóìà÷åííÿ ïîíÿòü „ö³íí³ñòü” òà „àêñèîëîã³ÿ”, ðîçãëÿäàºòüñÿ âíåñîê ð³çíèõ ë³íãâ³ñò³â ó âèâ÷åííÿ ïðîáëåì àêñèîëî㳿.

Ó ñâîºìó æèòò³ ìè ñïðèéìàºìî áåçë³÷ ðå÷åé, àëå íå êîæíà ç íèõ ìຠäëÿ íàñ ÿêóñü ö³íí³ñòü. ×àñòî îá'ºêòè íàøîãî ñïðèéíÿòòÿ çàëèøàþòü íàñ àáñîëþòíî áàéäóæèìè. Ïðåäìåò ìຠàêñèîëîã³÷íó ö³íí³ñòü ëèøå çà ò³º¿ óìîâè, ùî âèêëèêຠäî ñåáå íåáàéäóæå ñòàâëåííÿ (ïîçèòèâíå ÷è íåãàòèâíå).

Ö³íí³ñòü - îá'ºêòèâíà. Ëèøå òîé ôàêò, ùî ìè ìîæåìî ñïåðå÷àòèñÿ ùîäî ö³ííîñòåé ãîâîðèòü ïðî òå, ùî ìè ãëèáîêî âïåâíåí³ ó ¿õí³é îá'ºêòèâíîñò³. Ö³ííîñò³ íåçàëåæí³ â³ä îñîáèñòîãî äîñâ³äó ëþäèíè. Âîíè â³÷í³, àáñîëþòí³ ³ íåçì³íí³. Ö³ííîñò³, ÿêèìè êîðèñòóºòüñÿ íàøå ñóñï³ëüñòâî, áóëè ïðèòàìàíí³ íàøèìè ïðàùóðàì áàãàòî ñòîë³òü òîìó ³ áóäóòü ÷èííèìè äëÿ áàãàòüîõ ïîêîë³íü ó ìàéáóòíüîìó.

Ó òðåò³é ÷àñòèí³ ðîáîòè äîñë³äæóþòüñÿ ñåìàíòè÷í³ îñîáëèâîñò³ îö³íêè. Íàéâàæëèâ³øîþ õàðàêòåðèñòèêîþ îö³íêè º ñóá'ºêòèâí³ñòü. Áóäü-ÿêå ñóäæåííÿ ïåðåäáà÷ຠíàÿâí³ñòü ñóá'ºêòà, òîáòî îñîáè, ÿêà çä³éñíþº îö³íêó, ÿâèùà, ïî䳿 ÷è ïðåäìåòà, ùî îö³íþºòüñÿ. ̳ðèëîì ö³ííîñò³ óñüîãî, ùî ³ñíóº â ïðèðîä³, º ëþäèíà â ñóêóïíîñò³ óñ³õ ïðîÿâ³â ¿¿ æèòòºä³ÿëüíîñò³. Öÿ ëþäèíà ìîæå áóòè ïðåäñòàâëåíà êîíêðåòíî-³ñòîðè÷íèì ³íäèâ³äîì, âèçíà÷åíîþ ñîö³àëüíîþ ãðóïîþ àáî ñóñï³ëüñòâîì â ö³ëîìó.

Ïðèñóòí³ñòü ñóá'ºêòà îö³íêè ïåðåäáà÷ຠäåÿê³ îñîáëèâ³ ðèñè îö³íþâàëüíîãî ñóäæåííÿ ³ â ïåðøó ÷åðãó ìîæëèâîñò³ âèíèêíåííÿ äèñêóñ³¿ ùîäî îö³íîê, ïðè ÿê³é ç³øòîâõóþòüñÿ ð³çí³ òî÷êè çîðó. Êîëè éäå ìîâà ïðî ñóá'ºêòèâíèé êîìïîíåíò, ìàºòüñÿ íà óâàç³ ïîçèòèâíå ÷è íåãàòèâíå ñòàâëåííÿ ñóá'ºêòà îö³íêè äî îá'ºêòà, òîä³ ÿê îá'ºêòèâíèé (äåñêðèïòèâíèé) êîìïîíåíò îö³íêè îð³ºíòóºòüñÿ íà âëàñí³ îçíàêè ïðåäìåòà ÷è ÿâèùà, ùî îö³íþºòüñÿ.

Îö³íþâàëüíèé õàðàêòåð ñóäæåííÿ âèðàæàºòüñÿ çà äîïîìîãîþ àêñèîëîã³÷íèõ ïðåäèêàò³â: äóìàòè, ââàæàòè, ãàäàòè, çäàâàòèñÿ.

Ñï³ââ³äíîøåííÿ ñóá'êòèâíîãî ³ îá'ºêòèâíîãî º îñíîâíîþ ïðîáëåìîþ, íàâêîëî ÿêî¿ ðîçãîðòàþòüñÿ äèñêóñ³¿ ïðî ô³ëîñîôñüêó ñóòí³ñòü ö³ííîñòåé ³ ïðî ïðèðîäó îö³íþâàëüíèõ ñóäæåíü. ²ñòîð³ÿ âèâ÷åííÿ îö³íêè õàðàêòåðèçóºòüñÿ ïîñò³éíîþ áîðîòüáîþ äâîõ òå÷³é, îäíà ç ÿêèõ ñïèðàºòüñÿ íà óÿâëåííÿ, ùî â îö³íö³ îñíîâíèì º îá'ºêò, à ³íøà ââàæຠá³ëüø âàæëèâèìè ÿêîñò³ îá'ºêòà. Ïåðøèé íàïðÿìîê çíàéøîâ ñâîº ÿñêðàâå â³äîáðàæåííÿ ó êîíöåïö³ÿõ åìîòèâ³çìó, äå îö³íþâàëüí³ çíà÷åííÿ ðîçãëÿäàþòüñÿ ëèøå ÿê âèðàæåííÿ åìîö³é ñóá'ºêòà, ÿê ñòàâëåííÿ ñóá'ºêòà äî îá'ºêòà. Ïðîòèëåæíèé íàïðÿìîê ñïèðàºòüñÿ íà ³äåþ, ùî îö³íþâàëüí³ çíà÷åííÿ ñë³ä ðîçãëÿäàòè ÿê ïðèíàëåæí³ îá'ºêòàì, ³ òàêèì ÷èíîì ÿâëÿþòü ñîáîþ íå â³äíîøåííÿ, à âëàñòèâîñò³.

²ñíóº áàãàòî êëàñèô³êàö³é òèï³â îö³íêè. Êëàñèô³êàö³ÿ, çàïðîïîíîâàíà Õ. ôîí Âð³ãòîì, áàçóºòüñÿ íà ñåìàíòèö³ ñïîëó÷åíü ç³ ñëîâîì „ãàðíèé”. ³í âèä³ëÿº òàê³ ø³ñòü „ôîðì äîáðà”: äîáðî ³íñòðóìåíòàëüíå (ãàðíèé í³æ), òåõí³÷íå (ãàðíèé âîä³é), ìåäè÷íå (ãàðíà ïàì'ÿòü), óòèë³òàðíå (ãàðíà íàãîäà), ãåäîí³ñòè÷íå (ãàðíèé çàïàõ), ëþäñüêå (ãàðíèé â÷èíîê).

Âçàºìîä³ÿ ñóá'ºêòà îö³íêè ç ¿¿ îá'ºêòîì ëåæèòü â îñíîâ³ êëàñèô³êàö³¿ Í.Ä. Àðóòþíîâî¿. Âîíà âèä³ëÿº òðè ãðóïè, ùî âêëþ÷àþòü ñ³ì ï³äãðóï. Ïåðøà ãðóïà - öå ñåíñîðí³ îö³íêè, âîíè ïîä³ëÿþòüñÿ íà ñåíñîðíî-ñìàêîâ³, ïñèõîëîã³÷í³ òà åìîö³îíàëüí³. Äðóãà ãðóïà - öå ñóáë³ìîâàí³, àáî àáñîëþòí³, îö³íêè: åñòåòè÷í³ òà åòè÷í³. Òðåòÿ ãðóïà - ðàö³îíàë³ñòè÷í³ îö³íêè, ïîâ'ÿçàí³ ç ïðàêòè÷íîþ ä³ÿëüí³ñòþ ëþäèíè, à ñàìå: óòèë³òàðí³, íîðìàòèâí³ òà òåëåîëîã³÷í³.

Ó ÷åòâåðòîìó ðîçä³ë³ ðîçãëÿäàºòüñÿ ïîð³âíÿëüíà îö³íêà ñèòóàö³é. Ùîäíÿ êîæíîìó ç íàñ äîâîäèòüñÿ ïðèéìàòè áåçë³÷ ð³øåíü. Æèòòÿ íàãàäóº ãðó: ó ëþäèíè çàâæäè º âèá³ð, ÿêèé õ³ä çðîáèòè äëÿ òîãî, ùîá ñèòóàö³ÿ îáåðíóëàñÿ äëÿ íå¿ íàéë³ïøèì ÷èíîì. Íàÿâí³ñòü ìîæëèâîñò³ âèáîðó ç ðÿäó ìîæëèâèõ âàð³àíò³â ñïîíóêຠíàñ íà òå, ùîá çðîáèòè îö³íþâàëüíå ïîð³âíÿííÿ. Ìè ðîçð³çíÿºìî ãàðíå ³ ïîãàíå, ñìà÷íå ³ íåñìà÷íå, ïðèºìíå ³ íåïðèºìíå. Ïðè ÷îìó êîæíà ëþäèíà ñïðèéìຠíàâêîëèøí³é ñâ³ò êð³çü ïðèçìó ñâî¿õ îñîáèñòèõ ö³ííîñòåé, äóìîê ³ ïî÷óòò³â. Òå, ùî ïîäîáàºòüñÿ îäíîìó, ìîæå âèçèâàòè â³äðàçó ó ³íøîãî.

 àêñèîëî㳿 ïîð³âíÿííÿ ïîâ'ÿçàíå ç òàêèìè ïîíÿòòÿìè ÿê 1) àëüòåðíàòèâà, òîáòî ïðèñóòí³ñòü ðÿäó íåñóì³ñíèõ ä³é; 2) îö³íþâàëüíå ïîð³âíÿííÿ, ùî áåðå äî óâàãè ñóá'ºêòèâíó ìîäàëüí³ñòü áàæàííÿ ³ îá'ºêòèâíó ìîäàëüí³ñòü íåîáõ³äíîñò³; 3) ïåðåâàãà - ïîòåíö³éíèé âèá³ð; 4) ñâ³äîìèé âèá³ð.

Îö³íþâàëüíå ñï³âñòàâëåííÿ - öå íå òå ñàìå, ùî ïîð³â³íÿííÿ. Ñï³âñòàâëåííÿ íå êîíñòàòóº ñõîæ³ñòü, àëå çâàæóº ³ ðîáèòü âèñíîâêè. Îá'ºêòàìè îö³íþâàëüíîãî ïîð³âíÿííÿ ìîæóòü áóòè ÿê ðå÷³, òàê ³ ¿õí³ îçíàêè, ñèòóàö³¿, ñòàíè, ïî䳿. Àëå, êîëè éäåòüñÿ ïðî ïåðåâàãè, ìàþòüñÿ íà óâàç³ íå ñàì³ ïðåäìåòè, à ¿õí³ âëàñòèâîñò³ àáî ôóíêö³¿, ùî âîíè âèêîíóþòü.

 ï'ÿò³é, çàêëþ÷í³é, ÷àñòèí³ ñâ ðîáîòè ìè ïðèâîäèìî ïðèêëàäè âæèâàííÿ ëåêñèêè ñóá'ºêòèâíî¿ îö³íêè, îïèðàþ÷èñü íà ìàòåð³àë òâîð³â ³ñïàíñüêèõ ïèñüìåííèê³â Çîëîòîãî ³êó, òà êëàñèô³êóºìî ¿õ.

Êëþ÷îâ³ ñëîâà:

Sujeto, objeto, léxico con valor evaluativo, axiologia, evaluación subjetiva, valor, subjetividad, Siglo de Oro, comparación evaluativa, confrontación evaluativa, opción, preferencia.

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Ñòðàíèöû: 1, 2, 3


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